Cómo la primera beneficiaria de DACA en recibir su Doctorado en Jurisprudencia en Tennessee está usando su estatus para cuidar el bienestar del resto de su comunidad.

“Comencé a conocer la verdad de mi estatus migratorio cuando me estaba graduando con honores de High School (bachillerato), con un GPA (Grade Point Average o promedio de calificaciones en español) de 4.0 y planes de ir a la Universidad de Harvard para sacar la licenciatura, el Doctorado en Jurisprudencia y ser abogada después”, dice Cinthia Padilla Ortiz, una beneficiaria del programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés).

Hay momentos en los que la realidad supera los sueños. La protagonista de esta historia, originaria del estado de Guerrero, México llegó a Estados Unidos con su madre en enero de 1992 cuando tenía un año de edad. Su padre, maestro en México, migró primero. El salario para los recién egresados y profesores no era muy bueno, así que decidió emprender camino y preparar terreno para luego traer a su familia. 

Gracias a sus padres, las raíces de Cinthia se mantuvieron intactas. Durante nuestra entrevista compartió lo orgullosa que se siente de ser mexicana. Cinthia también se siente estadounidense por todo lo que ha pasado y lo que ha vivido. Sin embargo, tuvo que asimilar, como quizá lo han hecho miles de soñadores, la cruda realidad de no haber nacido en EE.UU. A pesar de todo, Cinthia no pierde la fe. Ella ahora lucha como dreamer y como abogada para cuidar de ella misma y de su comunidad. 

“Me tomó muchos años digerir y entender, fue muy frustrante pero finalmente lo comprendí, tuve que reconciliar el hecho de que no tenía la ciudadanía americana aunque yo me sintiera americana”.  

Cinthia es la única de cuatro hermanos que aún no tiene un estatus permanente en EE. UU. DACA es alivio migratorio temporal y frágil que no ofrece hasta hoy un camino para regularizar el estatus migratorio y tener posibilidad de residencia, y posteriormente, de ciudadanía. Este programa es lo único que la mantiene viviendo y ejerciendo su profesión de abogada de manera autorizada en Estados Unidos. Sin embargo, este programa sigue debatiéndose en los tribunales del país. Una demanda impulsada por nueve estados, entre los cuales se encuentra Louisiana, alega que la permanencia de los dreamers en el país les cuesta cientos de millones de dólares, algo que ratificó la Corte de Apelaciones del 5° Distrito de New Orleans el 6 de julio del 2022. 

Mientras que en 2021, el juez federal de Texas Andrew Hanen declaró que DACA era ilegal porque no fue sometido a los períodos de difusión y comentarios públicos que requiere la ley federal de procedimientos administrativos. La buena noticia dentro de este torbellino legal en el que están los dreamers es que Hanen ha dejado, por ahora, intacto el programa instaurado por la presidencia de Barack Obama en 2018  para los que ya lo tienen, pero suspendió nuevas solicitudes mientras duren las apelaciones. 

Abogada para cerrar brechas 

Cuando le pregunté a Cinthia por qué decidió estudiar leyes me respondió que siempre le apasiono la justicia y su acceso, sin importar su nacionalidad. Pero, lograr el sueño de obtener su título nunca fue fácil. De manera metafórica me explico que hay “frascos donde uno puede meter la mano entera y agarrar lo que está dentro, y hay otros frascos que son más reducidos y aunque metas la mano no puedes alcanzar lo que quieres de ese envase. Para mí siempre fue como el segundo”, dice.  

Para obtener una beca de parte de una empresa o institución no gubernamental que le permitiera obtener ingresos para pagar educación, vivienda, gasolina y todo lo que implica estudiar a tiempo completo, Cinthia tuvo que estudiar el doble que sus compañeros, desarrollar un sistema de investigación de becas para estudiantes con su situación migratoria, trabajar en el verano, aceptar la ayuda de sus padres, ser creativa, optimista y mantener buenas calificaciones. “Para mí no era tan fácil como los demás, no bastó con llenar una aplicación FAFSA (Solicitud Gratuita de Ayuda Federal para Estudiantes). Tuve que ser muy optimista. Aunque me dijeran que no, tuve que depender de estudiar mucho para obtener becas, los grados académicos y las verificaciones que son muy importantes”, comparte. 

El esfuerzo tuvo sus frutos. Cinthia, quien vivió y estudió sus primeros años en  Nashville, Tennessee, recibió su título de Doctora en Jurisprudencia y Master in Laws en el 2020, convirtiéndose en la primera beneficiaria de DACA en ese estado en recibir ese título y trabajar como fiscal.

“Esta carrera me permite no sólo ser abogada en representación ante los tribunales de inmigracion y tribunales locales, también me permite tener empatía. Veo a la persona migrante como una persona con dignidad y eso me ayuda mucho, porque cuando hay que hacer una respuesta por escrito ante el tribunal o hay que prepararse para una audiencia eso me empuja a trabajar horas largas para asegurarme de estar bien preparada para representar a mi cliente de una manera efectiva”, cuenta Cinthia.  

Con el pasar de los años, Cinthia entiende que el sistema de inmigración está quebrantado y que actualmente no hay garantías de una permanencia en Estados Unidos para ningún dreamer por la fragilidad del programa.“Pensé que ser abogada sería una buena aportación para cerrar esa brecha de falta de acceso a los tribunales para muchas personas”, dice. 

Una historia como la suya 

“Con todo respeto para este país, creo que sería una falta de respeto deportar a miles y miles personas con DACA como yo”, asegura Cinthia 

Hace unos meses, siempre en el ejercicio de su carrera, conoció y ayudó a un joven que apenas cumplió un año de vivir en New Orleans, Louisiana, pero que se graduó de la secundaria con un promedio de 4.0 y estaba en busca de asilo. Cinthia logró conectarlo con la presidenta de la Universidad de Loyola y otras personas que pudieran orientarlo y ayudarlo. Ahora está en su último año de carrera y pudo acceder a una buena institución educativa para lograr su sueño de ser programador/ ingeniero en computación. Cinthia también lo acompañó a su entrevista de asilo y el caso está avanzando.  

“Esta es una historia muy gratificante porque hay muchos chicos muy brillantes, con una alta capacidad, pero que se rinden sin antes emprender esta difícil jornada de ser migrante con DACA o sin DACA y se dan por vencidos muy temprano antes de encontrar las personas que los asesoren o que los conecten con quienes los pueden ayudar para pagar su universidad”, dice. 

Mientras los debates siguen, nuestra soñadora también continúa con su carrera, se sigue preparando y está ayudando a más personas de su comunidad. Uno de sus sueños originales es ser jueza a nivel federal, pero mientras no tenga una solución permanente ese logro es, de momento, inalcanzable.  

“Lograr obtener la ciudadanía significa para mí una reconciliación con el país. Como persona me sentiría aceptada finalmente como ciudadana americana, como lo que yo siento que soy, pero me faltan documentos para respaldar este sentir”, concluye.